De un tiempo a esta parte, y sobre todo como consecuencia de la gran cantidad de agentes externos que hay en las grandes ciudades, la inclusión de una crema facial dentro de nuestra rutina diaria de belleza se ha convertido en algo imprescindible.
Sin embargo no todas las cremas faciales nos ofrecen las mismas prestaciones por lo que es muy importante identificar el tipo de piel que tenemos. Será a partir de ahí cuando podamos decidirnos por un producto o por otro.
De lo contrario, es decir, de no saber con exactitud el tipo de piel que tenemos, el tratamiento que utilicemos no tendrá la efectividad que buscamos y la inversión de dinero habría sido en balde.
No existen dos pieles iguales. Esto es una realidad que tenemos que tener muy en cuenta a la hora de decidirnos por una crema concreta. No obstante, en base a unos rasgos comunes, los cuales, vamos a ver a continuación, podemos identificar hasta cuatro tipos de piel.
Este tipo de piel, también denominada como eudérmica, es aquella que tiene un equilibrio casi perfecto entre el sebo y la propia hidratación. Es un tipo de piel que suele tener los poros muy finos y por lo tanto una circulación sanguínea óptima.
Las principales ventajas a nivel estético que tienen las pieles normales es que poseen una textura muy suave, muestran un color rosado y muy natural y presenta una ausencia total de impurezas.
La piel que se denomina seca es aquella que produce una cantidad de sebo inferior a la que podemos considerar como normal. Esto tiene dos consecuencias fundamentales. Por un lado la dificultad de crear una barrera natural ante los agentes externos y, por otro lado, la dificultad para retener humedad.
Decir también que la piel seca se manifiesta en diferentes grados teniendo siempre en cuenta que las mujeres suelen ser las principales perjudicadas en detrimento de los hombres. De ahí que haya una gran cantidad de cremas para piel seca que se puedan utilizar para paliar los efectos comentados.
La piel grasa, situada en el extremo opuesto a la piel seca, es aquella que segrega una cantidad excesiva de sebo. Esto se puede deber a muchos factores entre los que podemos destacar la
propia herencia genética de la persona que la padece, algunos desórdenes hormonales, el propio estrés o incluso alguna medicación.
No obstante, una vez que se identifica este tipo de piel en una persona se puede hacer uso de distintas cremas para piel grasa para paliar estos problemas. A medio y largo plazo los efectos son más que visibles.
Cuando hablamos de piel mixta, estamos hablando de un tipo de piel que tiene grandes contrastes entre la zona denominada como “T” (frente, mentón y nariz) mucho más grasa, de la zona de las mejillas mucho más seca e incluso en algunos casos normal. Estos contrastes de los que hemos hablado se pueden corregir con las cremas para piel mixta. Incorporan los elementos perfectos para tratar ambas zonas de manera independiente consiguiendo un resultado muy efectivo.
La aplicación de una crema fácil no es algo que haya que tomarse a la ligera. De hecho, hay que seguir unas pautas básicas para que los efectos de la que hayamos elegido dentro de nuestro ritual de belleza surta los efectos esperados.
· Se deberá limpiar el rostro de impurezas. Esto debe ser así porque de lo que se trata es de que los poros sean capaces de absorber todas las propiedades de la crema.
· Aplicar una pequeña cantidad de crema, para evitar la saturación del propio poro, en frente, mejillas y mentón. A continuación, se deben realizar suaves masajes en círculos hasta su completa absorción.
Los beneficios que podemos obtener a través de la aplicación de manera frecuente de una crema facial son muchos y muy importantes tanto si nos aplicamos cremas de día o cremas de noche. De hecho, hoy ya se ha comprobado que estos beneficios se pueden mantener en el tiempo si el tratamiento es continuado.
· El primer beneficio que podemos obtener es que vamos a hace que nuestra piel recupere el equilibrio natural de grasa.
· Por otro lado, la piel restablecerá sus cualidades naturales y que pueden perderse por el paso del tiempo o por la acción de los agentes externos. Nos estamos refiriendo a la elasticidad, la tersura y la iluminación.
· Para terminar, pero no por ello menos importante, la crema facial es capaz de crear una barrera de protección contra los rayos solares o la contaminación propia de la ciudad.